Así veo a Mendoza

Me llamo Octavio Cuevas. Hace seis meses que estoy cursando Arquitectura en Mendoza. Nací y vivo en Veracruz. Es curioso como los argentinos tienen tan marcado su estilo de vida, tanto durante el invierno como en el verano. Además de que aquí en Mendoza el clima es muy extremo.

En el invierno me subi a un colectivo y todos los jóvenes, en su mayoría con los tipicos joggins marca adidas, gorros de estilo peruano y guantes, diciendo “qué rosca que está haciendo”. De repente llega el Dia de la Primavera y sale el sol ( un sol normal que aún no emana un calor considerable ). Sin embargo, el argentino ya tiene en su mente que ya es primavera, asi que te subes al colectivo y todos con sandalias (ojotas) - en su mayoría, de una marca particular que tiene una bandera de Brasil - y la gente diciendo “qué calor que está haciendooo!”. Las musculosas, los lentes oscuros y los pantalones cortos son típicos también en la mayoría de la gente en las calles.

Otra cosa curiosa también me sucedió en un colectivo. El levantarse de tu asiento para cedérselo a una mujer es común hasta cierto punto, tanto en los colectivos mexicanos como en los argentinos, incluyendo a los típicos que no se levantan o los que se hacen de la vista gorda, aunque una abuelita esté cargando una caja en su espalda. La diferencia está en que en México cualquier mujer de cualquier edad espera que un hombre se pare para dejarle el asiento. Sin embargo en Argentina, la costumbre es dejarle el asiento a mujeres ya grandes, u hombres ya en la tercera edad o mujeres embarazadas, etc. Sin embargo, una mujer joven nunca espera que un hombre le deje su asiento, situación que yo desconocia hasta que me pasó en dos ocasiones. En una de ellas iba yo sentado en el colectivo. En eso sube una mujer de unos 30 años con una valija -por lo visto- iba con rumbo a la Terminal, bastante linda ella por cierto. Yo me paro ahí nomás para darle mi asiento a ese bombonazo y le digo “siéntate”. Y bueno, ella me mira con cara de extrañeza y me dice “no gracias”. Y yo: "te puedes sentar ahí en mi lugar no tengo problema”. Ella vuelve a repetir “ no, vos sentate”. En ese momento que me volví a sentar en mi lugar me sentí tan tonto y tan ridículo como no me había sentido en largo rato, así que ahora sólo dejo mi lugar a los viejitos.

Algo gracioso también es cómo la diferencia en los términos que usamos nos puede hacer entender algo que nada que ver. Nunca voy a olvidar cuando recién llegué a la Argentina, a los dos dias una amiga pasó por mí al departamento donde me quedaba y me dijo “bueno andá a ponerte unas medias y unas zapatillas para que nos vayamos al boliche”. Yo le contesté “si quieres también me pinto los labios y me pongo un escote”. Esta confusión parte de que para mí unas medias son las pantaletas que usan las mujeres hasta arriba de las piernas, además de que las “zapatillas” para mi son las que usan las mujeres que aquí se les dice “taco aguja”; además de que un boliche para mí es un bowling. En fin, es gracioso. Imagínense que nosotros al dulce de leche le decimos “cajeta”. Claro que cuando lo dije me contestaron “sí, pero no digas eso delante de las minas”.

Otra situación a la cual aún me cuesta trabajo acostumbrarme es al comer al aire libre, algo que se ve muy lindo y tipico de la primavera y verano en la calle Arístides de Mendoza, cuando yo estoy acostumbrado a que en mi país, si comes en una vereda debajo de un árbol, además de que te cagan todas las palomas, te tienes que fumar el humo de todos los colectivos que pasan por ahí. Pero en fin, como buenos hermanos latinos que somos tenemos las cosas más comunes que te puedes imaginar, como lo son el que tanto en México como en Argentina tenemos gobernantes saqueadores, policías corruptos, gente que te dispara en la cabeza por quitarte un celular, desempleo y muchas cosas más.